Ser feliz no es un estado de ánimo, es una actitud de vida constante..!
Como muchos de los temas más profundos de nuestras vidas, todos tenemos una noción interna sobre qué es la felicidad, pero nos parece muy difícil explicarla. Generalmente cuando pensamos en felicidad vemos sus efectos, pero pocas veces analizamos con cuidado sus causas.
¿Qué nos hace felices? ¿Es posible que esta felicidad sea un estado permanente?
Es fácil confundir la felicidad con el bienestar. Por eso muchas personas tienden a equivocar el sentido de los bienes materiales en sus vidas, creyendo que les dará una felicidad que nunca encuentran. Y es que las cosas materiales nos dan bienestar; es más cómodo viajar en un auto que en transporte público, es agradable tener abrigo cuando hace frío, es necesario tener algo qué comer. Pero ese bienestar no tiene nada que ver con la felicidad.
La felicidad, es un concepto mucho más profundo de estabilidad, seguridad y esperanza. La felicidad no es la falta de problemas o la ausencia de dificultades.
¿Se puede ser feliz en medio de una tormenta? Sí, porque la felicidad no es algo que esté necesariamente fuera de nosotros. El primer sitio donde debemos encontrarla es en nuestro interior. Es muy difícil ser feliz con una actitud de resentimiento o de enojo hacia la vida. Tampoco se puede ser feliz si depositamos nuestro corazón en cosas materiales, o en las personas equivocadas. El vivir de manera continua un conjunto de valores nos brinda la estabilidad necesaria para sentirnos completos. La felicidad tiene mucho que ver con el vacío o plenitud de nuestras vidas en su sentido más profundo. Tiene que ver con nuestra actitud hacia los problemas y las preocupaciones, que siempre estarán presentes en nuestras vidas de una forma o de otra. Sin embargo, una actitud positiva y una esperanza continua ayudan muchísimo más que una actitud pesimista, un encerrarse en sí mismo y una visión «amarga» de nuestra existencia.
En este mundo actual de teléfonos móviles, internet y tecnología, es fácil centrarnos en nosotros mismo y nuestros problemas. Y también es fácil olvidarnos de los demás. Sin embargo, en la medida en que nos preocupamos también por los demás y menos por nosotros mismos, se resuelven dos problemas; el de la persona a la que estamos ayudando y el nuestro, porque nuestra vida cobra un nuevo e importante sentido; La ayuda, el apoyo al otro y el trabajo colaborativo.
No se es optimista porque todo sale siempre bien, sino porque aunque las cosas salgan mal, somos capaces de enfrentarlas con la convicción de que podremos levantarnos y superar esa dificultad. Por lo mismo; el ser feliz no es un estado de ánimo, es una actitud constante y para lograr esto podemos considerar como fundamental, aprender a disfrutar de las pequeñas y cotidianas cosas de nuestra vida. La conversación, el descanso, el trabajo, la naturaleza, la amistad.
Debemos ser conscientes que el afán desordenado por encontrar satisfacciones conduce a una falsa felicidad, es decir, simplemente un placer.
Aceptar nuestras cualidades y limitaciones sin renunciar a mejorar.
Con frecuencia podemos centrar nuestra atención en las cosas que nos faltan (bienes, mejor puesto en el trabajo, capacidad de relación social). Debemos aprovechar el tiempo en encontrar todo aquello que nos ayuda a superarnos: estudiar más, prepararnos para trabajar en la labor que mejor desempeñamos, o acercarnos a las personas que nos puedan enseñar y sugerir mejores alternativas.
Esto implica la comprensión que tengamos hacia los errores y actitudes de los demás, evitando provocar problemas y conflictos. Siempre será mejor enseñar cómo se pueden hacer mejor las cosas, valorando el esfuerzo y los logros obtenidos. Ser perseverantes en las dificultades, esforzándonos por descubrir lo positivo de los problemas, tratando de sacar provecho de la experiencia.
Hacer lo posible por crear un ambiente agradable; contando anécdotas, organizando pequeños encuentros , reuniones o actividades deportivas para los amigos, o la familia. Festejar los cumpleaños, ver una película que sea divertida. Por lo general no se requiere de organizar grandes eventos, lo más sencillo es lo mejor.
Finalmente… ¡No podemos renunciar a ser felices…!
Aprendiendo de nosotros, estamos en condiciones de hacer felices a quienes nos rodean. Enseñando que la felicidad no está en tener una vida fácil, sino en tener la capacidad de resiliencia que nos permita adaptarnos de mejor manera a los cambios, procurando ver lo positivo, apreciando nuestro esfuerzo y “viviendo de pequeños detalles y logros”.
Esto sin duda, nos entregará la posibilidad de llevar una vida más plena y satisfactoria.
*Este material ha sido recopilado por nuestro equipo a través de Global-InterPublic@.
***Revise nuestro programa Conectus A.S.E.; herramientas para el Aprendizaje Social y Emocional. Actividades que complementan las acciones de mejoras, en relación a «Convivencia Escolar» que esté realizando en su establecimiento. ttp://www.conectus.cl/site/ase-colegios/
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